Cuando se reciben herencias a menudo ocurren algunas sorpresas desagradables, como que la persona que fallece no haya dejado todos sus papeles en regla. En estos casos, el heredero o herederos acaban viéndose en una espiral de papeles y de pagos que a menudo causan un gran estrés y que pueden acabar resultando más costosos de lo que se acaba por recibir.
Otras veces, aunque el fallecido haya sido previsor y haya dejado todo muy bien atado y arreglado, puede haber olvidado pequeños detalles, como el de dar el número de la contraseña de su caja fuerte a algún familiar. Esto no es un problema menor, ya que en la caja fuerte puede estar incluso el testamento de la persona o la documentación necesaria para poder realizar papeleos muy importantes tras el óbito.
En este caso se debe de llamar a cerrajeros urgentes Bilbao especializados en la apertura de cajas fuertes. La especialización es importante sobre todo en casos en los que estemos hablando de cajas fuertes empotradas que no queramos quitar y que estemos interesados en volver a utilizar con otra contraseña.
El cambio de contraseña es otro de los servicios que unos cerrajeros especializados pueden proporcionarnos. Imaginemos que sí tenemos la contraseña de la caja fuerte, pero que desconozcamos si la persona fallecida la ha proporcionado a otros. Incluso puede ser que haya sido dejada en el testamento, pero finalmente solo una de las personas se quede con la vivienda o el negocio que contiene la caja fuerte y no quiera que nadie más sepa dicha contraseña.
Lo mismo ocurre cuando se compra un negocio o una vivienda que tienen una caja fuerte empotrada en su interior. El primer paso siempre es cambiar la contraseña para asegurarnos de que todo lo que se mete en la caja esté a buen recaudo y que no va a haber ninguna sorpresa desagradable.
Del mismo modo, se debe de cambiar la contraseña de manera inmediata cuando alguien que era de nuestra confianza y tenía acceso a la misma deja de contar con nuestro crédito. Es muy habitual realizar estos cambios tras un proceso de divorcio, tras la disolución de una sociedad o cuando se despide a un encargado de un negocio que tenía acceso a las claves. En algunos casos, estas personas cambian la contraseña antes de irse solo por causar molestias, obligándonos a contar con servicios profesionales.